Visita con niños a la Cueva de Llamazares
Rutas con niñosLa Cueva de Llamazares es otro de esos tesoros que tenemos en la provincia de León. Es cierto que las Cuevas de Valporquero son espectaculares y su visita es obligada (si no habéis ido todavía en familia, en este artículo os explicamos cómo hacerlo), pero la Cueva de Llamazares tiene unos elementos que la hacen especial y por la que os recomendamos conocerla. Así que viajemos hasta la Montaña Central Leonesa, a la Reserva de la Biosfera de los Argüellos.
Se denomina Cueva de Llamazares por estar ubicada sobre el pueblo de Llamazares, aunque su nombre original es Cueva de Coribos, por el nombre del monte en el que está ubicada. Sí, está en la montaña y para acceder hay que realizar una pequeña caminata de 1 kilómetro en ascenso. Eso ya le da un encanto especial y un plus de premio al esfuerzo realizado, aunque el verdadero regalo lo encontraréis en el paisaje que podréis admirar mientras vais subiendo hasta la boca de la gruta.
Llamazares se encuentra a poco más de una hora de León, aunque os recomendamos ir con tiempo por si algún peque se marea durante el paso por las Hoces. Además, así podéis ir disfrutando del paisaje sin prisa ninguna.
La visita hay que reservarla con antelación por teléfono y una vez allí, en el Centro de visitantes que se encuentra en el pueblo, se realiza el pago (en efectivo). Desde allí mismo comienza el ascenso. Dan una hora para completar el ascenso aunque se puede hacer perfectamente en media hora, pero así no hay que ir con prisa. A los peques les incentivarán con la búsqueda de los distintos animales de forja que hay en varios puntos de la subida. El último tramo son escaleras de piedra. En algunos casos, la guía asciende hasta un punto con el todoterreno y puede llevar a alguien que lo necesite o cargar con las mochilas. No recomendamos ir con niños muy pequeños por la subida y porque el interior de la cueva es estrecho y delicado.
La guía acompaña a los visitantes durante todo el recorrido explicando la historia de la cueva y sus particularidades. Aunque el interior está iluminado, proporciona a cada uno un casco con frontal para realizar la visita. La cueva tiene forma de H y unos 1.600 metros, aunque los habilitados para la visita son 700.
En esta cueva veremos estalactitas (las de arriba) y menos estalagmitas (las de abajo) porque durante mucho tiempo estuvo inundada, lo que se puede apreciar perfectamente. Ello formó además las curiosas formas poco habituales en otras pueblas que son llamadas coraloides y que son acumulaciones de carbonato cálcico que salen de las paredes como agujas ramificadas. En inglés estas formas se denominan cave pop corns (palomitas de cueva), por esa bonita forma que tienen y que recuerda a las palomitas de maíz.
Otro aspecto muy curioso que vamos a descubrir aquí es el efecto físico de la fluorescencia y cómo los minerales reaccionan a la luz ultravioleta mostrando colores que nuestros ojos no suelen captar. Ese momento en el que apagan las luces y podemos ver la cueva bajo la luz ultravioleta es realmente fascinante.
La cueva tiene zonas en las que hay que agacharse levemente para pasar y en todo momento hay que tener cuidado de no tocar las formas geológicas o las gotas de agua que siguen construyendo este monumento geológico.
La duración del recorrido por el interior es de aproximadamente una hora y las explicaciones son muy interesantes y amenas. Una vez fuera se devuelven los cascos y se realiza la bajada hasta el pueblo.
Cuando llaméis, os darán todas las indicaciones necesarias, pero no olvidéis llevar calzado de montaña y ropa de abrigo para el interior de la cueva, además de crema de sol y gorra para la subida.
Para completar el día podemos ir hasta la playa fluvial de Lugueros o darnos un baño en la zona del río de Tolibia de Abajo. Cerca queda también la Ruta de las Cascadas del Río Faro, que parte de Redipuertas. De regreso a León podemos parar en la cascada de la Cola de Caballo, que siempre sorprende.