Silvia Vallina: "Lo que necesitan hoy los padres y las madres es que alguien les escuche de verdad"
EntrevistasCuando hace 10 años tuvo a su hijo en brazos todo el camino que había estado siguiendo le pareció a Silvia Vallina impersonal y marcado desde fuera, así que tomó el timón y cambió de rumbo. Dejó su trabajo como ingeniera informática y empleó su tiempo en acompañar los primeros años de vida de su bebé. Después trajo la figura de madre de día a León creando La Madeja de Leo y ahora da un nuevo paso para hacer acompañamiento maternal mediante talleres dirigidos a papás, mamás y familias. Descubrimos a esta mujer que se comunica de forma tranquila, sonríe mucho y habla desde el conocimiento de su propia maternidad y una amplia formación en educación respetuosa, disciplina positiva, crianza con apego y comunicación no violenta. Convertirse en madre le hizo conectar, además, consigo misma y descubrir otras pasiones que había escondidas bajo su piel como la psicología y la música. Su objetivo es ayudar a que otros hagan lo mismo y contribuir, mediante sus aportaciones, a enriquecer el camino de la educación respetuosa.
Cuando en su momento decides dejar tu profesión de informática, ¿cómo lo vive tu entorno?
Yo creo que en ese momento, con mi bebé pequeñito, no les choca porque es habitual que la gente coja un año o dos de excedencia y luego vuelvan, pero después creo que lo veían con asombro al observar esa transformación que yo sufro. De todas formas, estoy tan concentrada en mí misma que no me importa lo que el entorno me diga. En algún momento sí les digo que pueden confiar en mí, que voy a hacer otras cosas… y lo van viendo con el tiempo. Al final se sorprenden al ver los resultados.
Desde que fuiste madre hace siete años hasta hoy, ¿has observado algún cambio en la sociedad?
Sí que veo que la crianza con apego se está empezando a normalizar. Cada vez hay más lactancias prolongadas, mucha gente que duerme con sus hijos y lo dice –porque esto siempre ocurría pero no lo contaba nadie-, creo que estamos tomando conciencia de que gritar y castigar no es el camino y cada vez me encuentro con educadores que quieren hacer las cosas de diferente manera en las escuelas, a pesar de lo difícil de trabajar con grupos grandes.
En 2015 creaste la asociación Creciendo Juntos en León. ¿Qué habéis logrado?
Yo la creo, en un primer momento, como punto de encuentro, una comunidad virtual de personas que están interesadas en la crianza respetuosa, ya sean educadores, matronas, papás, mamás… es una forma de que estemos todos en comunidad y podamos compartir información sobre proyectos que surgen en León, actividades, compartir experiencias, reflexiones… Otra cosa importante es que sea un grupo de apoyo para la gente de León que ha estado fuera y vuelve o gente de fuera que llega a la ciudad y no conoce nadie. El objetivo es que la gente no críe sola y tenga opción de conocer a otras familias, otras personas, que se sientan un poco arropados… Vivimos en una sociedad muy individualista y cuesta encontrar un poco de tribu y aunque la idea inicial era que se hicieran más encuentros físicos y al final el tiempo no da para todo, sí me consta que la gente va haciendo sus grupos en sus barrios gracias a la asociación. Luego además existe la posibilidad de asociarse y participar en talleres de ocio en familia, cuya esencia es que convivan niños con padres y madres y sean talleres no dirigidos, inspirados en la pedagogía activa, en la que el niño es el protagonista y los ingredientes fundamentales son el juego libre y la espontaneidad.
¿Cuáles son las principales inquietudes que te transmiten los padres y madres que se acercan a la asociación?
En general hay a veces un poco de incredulidad en el sentido de que hay gente que quiere apostar por la crianza respetuosa pero luego en la práctica lo ven un poco utópico. Les gusta cuando lo escuchan en charlas o leen información en libros pero luego no saben materializarlo en un mundo de prisas como el que vivimos. Luego también cuesta un poco el acompañamiento emocional de los niños. A veces creemos que un niño enfadado es un niño que lo está haciendo mal cuando el enfado es una emoción válida. Y luego la preocupación de todo padre y madre, la de «¿lo estará haciendo bien?»
A veces es difícil encajar lo que uno quiere hacer dentro de la sociedad en la que vivimos.
Eso también lo comentan, sienten que si quieren criar de determinada manera no van a encajar, van a ser bichos raros y al final todo ser humano necesita pertenecer, sentirse arropado por una comunidad.
De todas formas, a veces buscamos la perfección y eso no nos deja vivir. A mí me pasaba cuando mi hijo era pequeño, que llegué a pensar que todo el mundo se tenía que relacionar con él de manera respetuosa, hasta que fui consciente de que eso no era una realidad y de que eso, quizás, era una parte de control que yo tenía que eliminar. Creo que una de las claves generales de la crianza es que no podemos controlar todo lo que llega hacia nuestros hijos, hay que dejar un margen, luego de lo que más se nutren es de lo de su propia casa.
Desde algunos sectores feministas se critica la crianza natural porque consideran que relega a la mujer al hogar. ¿Cuál es tu opinión?
Personalmente no creo que el feminismo tenga nada que ver con dar el pecho o el biberón, estar con tu hijo en casa o trabajar. El feminismo es que la mujer pueda ser libre y tenga los mismos derechos que el hombre para que si quiere estar en casa se quede en casa y si quiere trabajar, trabaje. También creo que la crianza respetuosa no tiene que ser necesariamente dar el pecho, pasar los primeros años de vida de tu hijo con él, no enviarle a guuardería… La crianza respetuosa es respetar al hijo pero es respetar a la madre también. Es decir, si la madre no se encuentra cómoda dando el pecho y quiere dar biberón, tiene que conectar con esa convicción que tiene. Si a ti te encanta tu trabajo y quieres volver cuando el bebé tiene seis meses, no tiene nada de malo, eso no es incompatible con la crianza respetuosa. Lo que sí que creo es que debes asegurarte de que ese niño, mientras tú no estás, tenga sus necesidades cubiertas y confíes en la persona con la que se queda.
¿Por qué estamos siempre criticándonos entre nosotras?
Socialmente se marcan muchas exigencias, sobre todo sobre la mujer. El modelo idílico de madre perfecta que existe desde hace muchos años es la madre que nunca se queja, que siempre está sonriendo y atendiendo a sus hijos. Es idílico pero no real. La madre real es humana y es imperfecta y cada madre y cada ser humano somos distintos. Cada una lo hacemos en base a quienes somos nosotras y quienes son nuestros hijos.
Para quien todavía considere que la crianza respetuosa es dejar a los niños hacer lo que quieran… explica un poco en qué consiste.
La crianza conductista se basaba en observar comportamientos de los niños, catalogarlos como buenos o malos y actuar en consecuencia castigándole o premiándole. La crianza respetuosa pone el foco en las necesidades de las personas, tanto niños como adultos. Se parte de la creencia de que los niños nacen con bondad y que todos sus actos persiguen cubrir necesidades. Tenemos necesidades fisiológicas pero también emocionales como comprensión, pertenencia a una comunidad, amor… En la búsqueda de esas necesidades el ser humano actúa. Cuando sabemos que el niño se comporta así porque está intentando cubrir una necesidad, el juicio ahí no tiene cabida ninguna. Nosotros lo que tenemos que hacer es nutrir esas necesidades y crear ese ambiente para que el niño se desarrolle. Es como cuando cuidas una planta: tienes que mirar que tenga luz, agua, tienes que estar informado porque no todas se cuidan igual, tienes que estar pendiente todos los días… pero no puedes decidir cuándo va a florecer la planta porque cada una va a hacerlo en un momento determinado. A lo que voy, sí tienen la libertad de ser ellos mismos porque confías en su capacidad para que vayan adquiriendo autonomía y desarrollándose de manera natural pero tú, como adulto, eres responsable de garantizar que los niños estén bien y no corran ningún peligro y entonces para eso están las normas y los límites. Tú tienes que marcarlos para que ese espacio en el que el niño se va desarrollando sea seguro para ellos para las personas con las que conviven y para el entorno.
¿Crees que en unos años se verá tan mal pegar a un niño como a un adulto?
Yo creo que ya se está viendo bastante mal, pero de todas maneras sí que es verdad que parece que con los niños está justificado utilizar técnicas que nunca usaríamos con un adulto, de alguna manera los deshumanizamos igual que deshumanizamos a las madres, pretendemos que los niños sean pequeños adultos, pero a veces no, entonces se puede permitir que se les grite o pegue… Aun así, yo creo que en España lo de pegar está muy mal visto.
Están surgiendo muchos negocios relacionados con la maternidad y la paternidad, muchos libros, cursos… ¿De verdad necesitamos tanta formación para ser padres?
Si te soy totalmente sincera, creo que lo que más necesitan padres y madres es poder hablar y que alguien les escuche de verdad, no que les escuchen y empiecen a darles consejos antes de que terminen de hablar. Necesitan compartir lo que están viviendo. Yo, como acompañante maternal, lo primero que haría es escuchar con atención plena, sin oner nada de mí, sin aconsejar, intentando conectar con la vivencia de esa persona. Otra cosa que veo importnate es que necesitamos conectar con nuestra espontaneidad. Yo quiero ayudarles a conectar con su esencia, con ellos mismos. En los talleres presenciales quiero ponerles a jugar, porque eso nos vuelve más espontáneos. Otra cosa que creo que no sabemos hacer es el autocuidado y eso quiero trabajarlo.
El resto de la sociedad no sabe nada de maternidad, paternidad, de niños en general y son una parte fundamental.
Los niños están ocultos. Somos un poco hipócritas porque hay que tener hijos, además dos, pero de alguna manera te dicen que cuando los tengas hagas como si no los hubieras tenido. Vuelve a tu vida normal, recupera tu figura, vuelve a trabajar… Tienes que actuar como si no tuvieras un hijo. A mí me encantaría que los niños estuvieran más integrados en la sociedad, pero esta cada día es más hostil, no los integra los obvia hasta que son adultos.
¿Cómo ves León en cuanto a ciudad para vivir con niños?
León tiene muy buenas zonas verdes, como esta en la que nos encontramos (La Candamia), es una ciudad muy amigable en ese sentido. Loo que faltan son actividades para niños entre 0 y 3 años, es una etapa un poco abandonada.
¿Cuáles serán los primeros talleres que impartirás?
En octubre habrá uno gratuito de crianza respetuosa. En noviembre, ya de pago, impartiré uno sobre acompañamiento respetuoso de rabietas y llantos y en diciembre ofreceré otro acerca de normas y límites. Serán en Mamá Luna (Clínica Núñez Luna). La idea es que sean talleres presenciales de cuatro horas, un sábado al mes de 10 a 14 horas. Luego la idea es hacerlos también on line.
¿Quieres seguir a Silvia?
Puedes hacerlo en su página de Facebook
O ver las publicaciones en su Instagram