Meterse en la boca del dragón
Museos con niños en León
Un dragón habita la ciudad de León. Y la culpa es de Gaudí. Obsesionado como estaba con estas criaturas, diseñó un edificio -Casa Botines- que podría simbolizar en su conjunto un enorme dragón acostado a las puertas de la ciudad. Es la teoría del profesor César García Álvarez que recoge el Museo Gaudí Casa Botines en su parte expositiva más reciente, ubicada en la segunda planta. Si nos fijamos, lo veremos: la verja de hierro que rodea el inmueble son las garras, el tejado las escamas y la puerta principal la boca por la que nos introducimos al universo mágico del arquitecto catalán.
Casa Botines volvió a abrir sus puertas en julio después del parón provocado por la pandemia y lo hizo con novedades que hemos ido a descubrir. Así que metámonos en la boca del dragón. Y hagámoslo con los niños y las niñas, que suelen sentirse fascinados por estos seres. Dentro, sus huellas en el suelo nos irán guiando en esta segunda planta por la arquitectura de los sueños del maestro.
Aquí entenderemos dónde encontraba la inspiración y cómo le influía todo lo que observaba y vivía a la hora de construir los edificios. Entre otras cosas, aquí podremos entender de una manera visual cómo se sirvió de la naturaleza Gaudí a la hora de diseñar. Esta presencia de la naturaleza en su obra es posiblemente el punto de conexión más fuerte con los niños porque a todos les gusta construir y saben mucho de trepar árboles, recoger conchas y observar estrellas, así que en esta parte pueden descubrir cómo todo eso el arquitecto catalán lo iba convirtiendo en rincones de sus edificios.
Muy llamativa es la explicación de las constelaciones que brillan en el firmamento durante la noche del 23 de abril, San Jorge, cuando se puede observar la constelación del dragón, que corresponde con la forma de la planta del edificio de Casa Botines, además de otras constelaciones relacionadas como lacerta o draco.
No es necesario que los niños aprendan todo esto, ni que comprendan cada una de las partes de la exposición, pero si salen con ganas de mirar el cielo con curiosidad ya es todo un éxito; más si logran sentirse libres para dejar volar su imaginación.
Además, para aprender qué otros edificio realizó Gaudí en el resto del país, los peques podrán sobrevolarlos mediante una pantalla ante la que se colocan y, moviendo su cuerpo como pájaros planeando, se desplazarán de uno a otro y podrán entrar en ellos. También podrán ver la recreación de una maqueta de las que utilizaba Gaudí, con el edificio al revés y pesos y cargas con saquillos llenos de perdigones. Porque las cosas se pueden hacer de otra manera. Y esa ya es una gran lección.
Hasta aquí las novedades, pero queda mucho por ver. Podrán pasear por una casa de gente adinerada a finales del siglo XIX, a través de la habitación matrimonial, la de la niña, el baño o la cocina. También podrán conocer la consulta de un dentista de entonces, donde se conservan sillón maquinaria y hasta dientes.
En la parte superior hay una estupenda pinacoteca que se puede visitar al ritmo que demanden los pequeños y en la planta principal podrán ver la tienda de telas y la casa de cambio como podría haber estado entonces.
Antes de salir, hay que visitar la tienda, que también ha cambiado. Cuenta con más artículos y muchos dirigidos al público infantil, entre los que hay muñecos, juegos y libros.
El horario de visita es de 11 a 14 horas y de 16.30 a 20.30 horas, excepto los martes durante todo el día y los miércoles por la mañana, cuando permanece cerrado.
Teléfono de información: 987 35 32 47.