Nuria Robles (Fab Lab León): "Si una mujer te enseña su trabajo con pasión, te contagia"
Niños y niñas en LeónCon motivo del Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, entrevistamos a Nuria Robles, coordinadora de Fab Lab León, un laboratorio de fabricación digital en León donde niñas y niños aprenden tecnología de una manera muy práctica.
Ingeniera Industrial, estuvo 14 años trabajando en Telice, empresa de infraestructuras ferroviarias, hasta que sintió la necesidad de un cambio y entró en contacto con los fab labs.
Cuando los descubrió, de alguna forma, todo cobró sentido. Aquellas horas que de pequeña pasaba en el taller de su padre montando y desmontando cosas, entendiendo el funcionamiento de los engranajes y trabajando con sus manos. O lo que le gustaba coser su ropa junto a su madre y visitar el taller de telas con su abuela. Había encontrado un lugar apasionante en el que tecnología y diseño se daban la mano
Fue en 2011 cuando Fab Lab León abrió sus puertas. Ahora su programa formativo es referente y Nuria fue elegida el pasado año entre una de las 48 mujeres líderes en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas de todo el mundo para participar en el programa estadounidense Hidden no More. Durante tres semanas estuvo viajando por el país norteamericano conociendo distintas experiencias de mujeres.
Charlamos con ella para entender por qué sigue siendo necesario conmemorar este día.
¿Por qué la tecnología necesita a las mujeres?
La tecnología está por todas partes y más ahora con la inteligencia artificial. De eso ya no hay que convencer a nadie. Sin embargo, las empresas de tecnología necesitan profesionales preparados y no encuentran. Es una oportunidad laboral y una necesidad en nuestra sociedad. Pero es que, además, el número de mujeres que se quieren dedicar a esto es mucho menor, con lo que nos estamos perdiendo el 50% del talento. Por eso, nuestra labor es decir a las mujeres: esto también es para ti.
¿Por qué crees que se sienten menos atraídas por este ámbito?
Posiblemente por desconocimiento, por no saber que dentro de la tecnología hay muchas oportunidades en trabajos muy diferentes. Y también por la falta de referentes. Lo más importante para acercar la tecnología a mujeres y niñas es abrir las puertas de los lugares donde trabajan mujeres en ámbitos STEAM para que vean lo que están haciendo. Si una mujer te enseña su trabajo con pasión, vas a sentirte contagiada. Lo he visto y lo he sentido en el viaje a Estados Unidos.
¿Crees que, en general, existe desconocimiento en la sociedad de lo que es la tecnología?
Como la tecnología es tan accesible, nos hemos convertido en consumidores. Hoy día se te estropea un aspirador y compras otro. Nuestros padres y abuelos primero intentaban repararlo ellos, luego iban a una tienda de reparación. Hoy, hasta en estos centros te dicen que te sale más barato comprar otro. Además de la basura que generamos, es que somos consumidores pasivos. Ya no levantamos un botón para ver qué hay detrás. Solo unos pocos quieren entender y tienen esa curiosidad por saber cómo están hechas las cosas.
Participas en muchas actividades relacionadas con la mujer y la ciencia. ¿qué tipo de soluciones se plantean para aumentar el número de niñas y mujeres?
De lo que más se habla en todos los eventos en los que participo es de la necesidad de referentes. Es algo fundamental. En el viaje a Estados Unidos nos empoderaban para que nosotras nos convirtiésemos en referentes con mensajes del tipo “no te avergüences de brillar” o “demuestra lo que haces”. Sabemos que es muy bueno inspirarnos en otras, así que es importante contar lo que hacemos para que puedan fijarse en nosotras.
¿Qué referentes has tenido tú?
En cuanto a trabajar con las manos, mi padre, que me enseñó mucho. Luego recuerdo a mi profesora de Matemáticas y Dibujo Técnico. Era ingeniera de Minas y me acuerdo lo que me impactó ver que era la única mujer en su orla. Pensé: ¡Qué valiente! También la Madre Matilde, que me daba Física. Fueron dos mujeres que me transmitían fuerza porque veía en ellas profesionales apasionadas por lo que hacían.
En 2013 impulsaste Poderosas, un programa dirigido a niñas para aumentar su interés por la tecnología, la ciencia y la ingeniería. ¿Pensabas entonces que te iba a llevar tan lejos?
Para nada. Yo aquello lo hacía porque me gustaba y, precisamente, como veían que me gustaba, las niñas querían seguir mi ejemplo. Primero fue mi sobrina y luego llegaron muchas niñas más. Ahora nuestras extraescolares son mixtas porque nos parece más inclusivo, pero Poderosas sigue existiendo para dar valor a esas niñas que se interesan por la tecnología. Y en este contexto tiene lugar el evento que organizamos el sábado para celebrar el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, en el que las niñas explican lo que hacen aquí.
En este evento mostrarán sus proyectos, pero, además de los conocimientos tecnológicos que adquieren, ¿qué les aportan las actividades extraescolares en Fab Lab León?
Tolerancia a la frustración, aprender a comportarse en un ambiente colaborativo y a trabajar en equipo. También a crear su currículum ya que aprenden a documentar todo lo que han aprendido en una página web para poder luego mostrar de lo que son capaces.
Fab Lab León lleva más de 10 años en León desde que comenzó su andadura bajo el paraguas de la empresa Telice. ¿Os costó trabajo explicar lo que era esto?
Contar lo que hacemos siempre me ha costado, pero ahora la gente ya está más familiarizada con la impresión 3D y otro tipo de tecnologías que usamos aquí. Hace 10 años era más complicado. Yo misma no tenía claro lo que era hasta que participé en un bootcamp en el Fab Lab de Barcelona, el primero que se creó en España. En la vida he vivido un momento en el que haya sentido tanta fascinación como aquel. Mi cabeza se desbloqueó y fue como si me dieran una llave mágica con la que me permitieran diseñar y fabricar.
Era incapaz de explicar lo que estaba viviendo. Por una parte estaba toda la tecnología que teníamos a nuestro alcance, pero también que estaba con otras 15 personas de diferentes lugares y resultaba muy enriquecedor. Vi claro que crear un fab lab en León iba a ser una ventana por la que entrase aire fresco, pero había que ponerse las pilas. Trabajé mucho aquella semana y luego pasé a hacer formaciones más largas. Al principio nos dirigimos mucho a ingenieros pero pronto nos fuimos dando cuenta de lo increíble que era que un profesional de otra área, sin conocimientos técnicos, pudiera venir aquí y aprovecharse de esta tecnología porque los fablabs hacen fácil lo difícil.