Danae Marcos (Familias por el Clima): "Esto debe hacernos pensar lo vulnerables que somos, que la naturaleza no nos necesita pero nosotros a ella sí"
Entrevistas
Educadora y madre, Danae Marcos creó en 2019, junto otras familias de la Federación de Ampas de León, el grupo Familias por el Clima. En pocos días se sumaron 70 más y poco a poco se han ido organizando para llevar a cabo iniciativas que implanten la educación ambiental como prioritaria en la educación formal. Hablamos con ella sobre su visión de esta crisis y sobre lo que deberíamos cambiar.
¿Qué reflexiones has extraído de estos dos meses que llevamos en esta situación?
Muchas… Por una parte, creo que el hecho de formar parte de Familias por el Clima me ha ayudado a aceptarlo. El haberme hecho consciente durante el pasado año de la situación de colapso ambiental en la que nos encontramos ha hecho que fuera conocedora de que esta situación iba a estallar, no sabía cuándo ni de qué manera, pero tenía claro que el mundo, capitalista y globalizado, tal y como lo conocemos, tiene los días contados. Esto ha sido una primera advertencia, pero estoy segura de que habrá más.
Mis reflexiones, más que cambiar, se han fortalecido. Tengo claro que debemos cambiar el modelo productivo y de consumo, apostar por lo local, y, en el caso de la provincia de León, por lo rural, por lo ecológico, por lo social, en definitiva, por una salida de la crisis justa. Y también me parece que ahora , después de todo lo que hemos vivido, hay más personas que están tomando conciencia de la necesidad de este cambio.
Para ello es importante que transmitamos a nuestras hijas el amor por la tierra. Por la naturaleza suelen tenerlo ya, la infancia está más conectada con la naturaleza, la mayoría de los adultos vamos desconectándonos a medida que nos conectamos a otras obligaciones. Aunque estos días creo que hemos vuelto a descubrir el placer de caminar por caminar, de observar la belleza de un paisaje, de respirar aire puro mientras escuchamos los sonidos de la naturaleza. Ahora tenemos que recuperar el amor por lo nuestro, nuestra cultura, nuestros paisajes, los productos de nuestra tierra. León es una provincia muy rica y muy diversa, pero parece que las leonesas y los leoneses lo estamos olvidando.
¿Qué crees que nos han enseñado los niños, en general, en este tiempo?
Creo que nos han mostrado su resiliencia y nos han ayudado a desarrollar la nuestra. Nos han enseñado a parar, a disfrutar de los ratos juntos, de las pequeñas cosas, que, al final, son las que nos hacen felices.
El pasado curso lo terminábamos con camisetas de Fridays for Future y acciones para concienciar sobre la emergencia climática. Este lo vamos a acabar en casa, aislados unos de otros… ¿Qué te hace pensar todo esto?
Como te comentaba al principio, me hace pensar que es muy necesario que se tome por fin conciencia de la importancia del equilibrio natural mundial. Pensar que lo que ocurra en la otra punta del mundo no te va a afectar de forma directa es un grave error.
Y bueno, también me hace pensar que hay muchísimas personas solidarias y muy creativas que siguen dando lo mejor de ellas para ayudar en estos momentos difíciles. Vecinos y vecinas voluntarias que cuidan de las personas más vulnerables, se preocupan de hacerles la compra, de charlar un rato, etc., artistas que comparten su creatividad con todas las personas para hacernos el aislamiento más llevadero, costureras voluntarias…
También las protestas por el clima han tirado de creatividad para seguir concienciando como la manifestación de luces y sombras en redes del pasado 24 de abril.
¿Debería esta situación sanitaria hacernos repensar la relación que tenemos con nuestro entorno?
Sí, rotundamente sí. En el sentido de darnos cuenta de lo vulnerables que realmente somos, de que formamos parte de la naturaleza y de que la naturaleza no nos necesita; somos nosotros los que la necesitamos a ella.
Se habla mucho de la reconstrucción de los negocios, económica… ¿pero cómo debería ser nuestro regreso en lo que respecta a la naturaleza?
Creo que ambas cosas están íntimamente ligadas. Hemos visto que depender de otros países para asegurarnos el suministro de productos de necesidad como han sido las mascarillas, por ejemplo, nos deja en una situación muy vulnerable. Y cuando esto ocurre con los alimentos es mucho más grave. Se da la paradoja de agricultores y ganaderos que no pueden vender sus productos porque su mercado en España se limita sobre todo a pequeños comercios, mercados y restaurantes mientras que en las ciudades muchos supermercados se encuentran desabastecidos y con productos encarecidos, sobre todo los frescos.
Si empezamos a valorar lo local, a promover el consumo de proximidad, canales cortos de producción y comercialización, esto va a repercutir directamente en una menor dependencia de los transportes de mercancías, lo cual va a generar menor contaminación. Y por otro lado, va a fijar más población en entornos naturales, que son los que han defendido y cuidado estos entornos antes de que apareciera la figura de los Parques Naturales.
Los niños se quedaron en casa para evitar contagios y ahora se está hablando de volver o no porque sus padres también tienen que volver a trabajar… ¿se está atendiendo poco a sus verdaderas necesidades?
En el primer momento se ha atendido poco a las necesidades de todas las personas, pero creo que era un esfuerzo que debíamos hacer, ya que la situación sanitaria ha sido muy grave.
Ahora mismo estamos volviendo a los problemas que ya existían antes de esta crisis, y uno de ellos es la conciliación. Se ha entendido, y se entiende la conciliación como la necesidad de invertir en lugares donde guardar a nuestras hijas. Se utilizan los colegios para ello, a los que cada vez exigimos horarios más extensos para cubrir nuestras jornadas laborales. Esto también es parte de la desnaturalización en la que vivimos. En mi opinión, la conciliación debería consistir en permitir a los progenitores pasar el mayor tiempo posible con sus hijos e hijas, sin que este hecho suponga que se tambalee la economía familiar, ni tampoco la carrera profesional de nadie. La verdad es que este tema daría para una entrevista completa, pero vamos a pararnos a pensar. ¿No es absurdo tener que pagar a alguien para que cuide a nuestras hijas e hijos para ir nosotras a trabajar, en muchas ocasiones, a cuidar a las hijas e hijos de otras personas?
Cuando hemos salido después de tanto tiempo en casa, la primavera estaba ahí y quizás los paseos han sido más conscientes, fijándonos en las flores, disfrutando del aire libre… Aunque esta pregunta pueda resultar un poco obvia, ¿Qué nos aporta la relación con la naturaleza a mayores y pequeños?
La naturaleza lo es todo, nosotros somos naturaleza, la necesitamos para vivir, necesitamos el oxígeno, necesitamos el alimento, necesitamos sus recursos, y, por supuesto, necesitamos su belleza y su grandeza. Nos aporta bienestar tanto físico como psicológico. Tanto a mayores como a pequeños, aunque los pequeños la disfruten más.
¿En qué punto está Familias por el Clima?
Familias por el Clima está ahora mismo algo desbordada, como todas las familias, supongo. Se nos ha venido encima, y sin avisar, toda la responsabilidad en los cuidados y la educación de nuestras hijas e hijos.
Seguimos en contacto, hemos participado en las acciones individuales propuestas desde otros grupos ecologistas como la del 24 de abril. Y participaremos también de forma individual en la movilización del 5 junio por el clima: Salimos por la justicia climática.
A veces uno se siente pequeño si compara sus acciones cotidianas con los grandes movimientos de gobiernos. ¿Qué papel tenemos los padres y las madres? ¿Realmente podemos hacer algo?
Coincido en que cada una de nosotras, de forma individual, somos pequeñas, pero confío en que cada vez seamos más personas concienciadas de la necesidad de vivir de acuerdo a nuestra naturaleza. Y las familias podemos hacer muchísimo, la educación del futuro está en nuestras manos. Los grandes movimientos de los gobiernos impresionan mucho, pero debemos ser lo suficientemente críticos y educar a nuestras hijas e hijos para que sean lo suficientemente críticos como para evitar que nos lleven a donde pretenden. Y recordar que el poder siempre está en el pueblo, al fin y al cabo, lo que los gobiernos quieren es nuestro voto. Lo que las grandes empresas buscan es nuestro consumo. Nosotros somos los que decidimos a quién votamos y dónde consumimos, y eso es muy poderoso.