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Clases de yoga para niños con las que aprender a vivir mejor

Extraescolares
17 septiembre, 2024

Yoga y niños en la misma frase. Hace unos años era raro, pero ahora es una disciplina que gana cada vez más adeptos. En León, una de las principales responsables es Natalia, la fundadora de Handle With Care, que desde hace nueve años imparte con mucho éxito clases de yoga para niños, para familias y para adolescentes en distintas ubicaciones.

Es algo que cada vez se demanda más y por eso le hemos preguntado si es más necesario que nunca en los tiempos actuales. “Está claro que nuestro estilo de vida no es como hace 20 años… Tenemos un ambiente sobreestimulado, el estrés del cole, los deberes, las pantallas… todo esto hace que haya aumentado el sedentarismo y las dificultades para concentrarse o las emociones mal gestionadas”, analiza Natalia. “El yoga y el mindfulness para niños son una gran herramienta para aprender a vivir mejor con todo lo que nos rodea y con nosotros mismos”, añade.

Beneficios del yoga para niños

Tras casi una década ofreciendo sus servicios, ha visto crecer a muchos de sus alumnos y comprobado los beneficios que les aportan estas clases. En lo físico, ejercitan la flexibilidad, el equilibrio, la fuerza y corrigen malas posturas. A nivel mental, con el mindfulness trabajan la concentración, la atención y la memoria y reducen el estrés. En definitiva, mejoran en todos los ámbitos, algo que también se nota en lo académico al aprender a estar más concentrados.

Lo sabe por lo que le cuentan los padres, pero también lo ve in situ en sus clases. “Es algo que me sorprende siempre. En el tiempo de relajación, el primer día es imposible que mantengan el silencio y una respiración pausada con los ojos cerrados durante más de cinco minutos. A lo largo del curso, sin embargo, cuando comprueban lo bien que les hace sentir, no solo aguantan más de 10 minutos sino que son ellos mismos los que lo piden”, asegura.

Cómo es una clase de yoga para niños en León

Las clases tienen un enfoque lúdico para hacerlas muy atractivas. Se imparte una sesión por semana con una duración de entre una hora y hora y cuarto y todas comienzan con una asamblea en la que abordan temas generales que lleva Natalia preparados o particulares, que surgen ese día.

Tras esto, comienza el calentamiento, en el que preparan el cuerpo con diferentes ejercicios para las asanas –las posturas de yoga- mediante juegos y canciones. Después las posturas la van realizando a través de cuentos con los que Natalia invita a sus alumnos a que imiten posturas de personajes o de animales. La parte final es el mindfulness, la relajación. Aquí se concentran en lo que va contando la profe, en un cuento, en una historia, se hacen masajes, cosquillas, pintan mandalas…

Natalia va siempre cargada con numerosos materiales diferentes para variar mucho las propuestas. “Lo que más les gusta es el factor sorpresa, siempre me preguntan: ‘¿qué traes en la mochila?’ ‘¿De qué vamos a hablar?’ No saber muy bien qué va a pasar les encanta.

Por eso, aunque la estructura de las clases y la metodología es siempre similar, cada año va variando los juegos, las canciones, los cuentos y los materiales para continuar manteniendo ese interés.

En los grupos están mezclados desde los 3 hasta los 12 años, algo que Natalia considera muy positivo, ya que se establecen relaciones muy interesantes entre ellos. Salen de su zona de confort y deben convivir con niños y niñas de diferentes edades y entre todos se ayudan.

Grupos reducidos

“Cada uno de mis alumnos es diferente y especial y se lleva los aprendizajes a su casa de distinta forma que otro del mismo grupo y edad”, explica Natalia. Por eso, le gusta que los grupos sean reducidos para disfrutar de lo que cada uno de ellos aporta y también para ayudarles de forma más pausada y personal en caso de que lo necesiten.

El objetivo principal es que las clases de yoga sean un lugar donde se encuentren a gusto. Donde llegan y se descalzan, donde tienen libertad para expresarse, para ser ellos mismos y para contar lo que necesiten.

Además, algunos alumnos con problemas físicos, como escoliosis o dismetrías en caderas, se benefician de los estiramientos y de la fuerza que van consiguiendo gracias a los ejercicios.

Yoga en familia y para adolescentes

Para los mayores de 12 años ofrece clases de yoga para adolescentes. El enfoque de estas es menos lúdico, pero tampoco son clases como las de los adultos. Aquí se centra en abordar temas que pueden interesar a edades entre los 12 y los 16 años, una edad en la que surgen muchas preguntas e inquietudes.

Por otra parte, imparte también clases de yoga para familias, donde acuden peques desde los 2 años acompañados por mamá, papá, algún abuelo o tía… y no solo se trabaja el yoga sino sobre todo el vínculo y el disfrutar de un tiempo juntos sin más distracciones.

Las clases de yoga se ofrecen en distintas ubicaciones que puedes consultar en su página web. La primera clase siempre es gratuita para que puedan probar y decidir si se quedan o no.