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Carlos María. Una gran familia en un entorno privilegiado

Entrevistas
18 febrero, 2020

En cuanto uno rebasa la puerta de Carlos María, sabe que se encuentra en un lugar especial. Las amplias instalaciones con extensas zonas verdes son lo primero que conquista a quien llega por primera vez. Este centro acoge los dos ciclos de Educación Infantil, desde los 0 hasta los 6 años, y, sin embargo, en él se respira calma. Una perfecta organización y, sobre todo, un personal volcado con lo que hace, logra que la estancia en Carlos María se convierta en una experiencia muy positiva.

Así nos lo cuentan sus directores, Noelia y Alberto, quienes inciden en que aquí todo se cuida porque todo es importante. Desde el trayecto en autobús –disponen de servicio propio-, el contacto con las cocineras o las salidas al patio. Se centran en que el niño disfrute porque así estará más receptivo y por eso utilizan mucho el refuerzo positivo, además de dejarles espacio para que ellos mismos se autorregulen.

Con un programa educativo muy próximo a la neurociencia y a cómo aprenden los niños, sacan partido de los primeros seis años de vida, la etapa en la que –recuerdan- más cambios se producen en la vida de cualquier ser humano. Todo ello con un enfoque lúdico y avalados por la experiencia de más de cuatro décadas. Como ellos mismos dicen, en 43 años han formado una gran familia. Aseguran que la palabra que más repiten los padres que dejan aquí a sus hijos es tranquilidad.

¿Qué elementos creéis que se combinan para lograr esa tranquilidad en las familias?

Principalmente Carlos María tiene que ser prolongación de su casa, de la familia, pero con matices de cole. Para conseguir eso primero tenemos que lograr un entorno seguro para los peques, confortable, cariñoso, cálido, totalmente adaptado a ellos. Además, tenemos una comunicación muy estrecha con las familias, las puertas siempre están abiertas para recibirlas. Pueden venir a hacer actividades en el aula, verles comer, pasar un día con ellos… Nos llaman por teléfono a lo largo de la jornada para ver qué tal está el peque… Lo que necesiten. Además, tenemos una aplicación y las educadoras emiten comunicados diarios. Toda esa información y cercanía logra que los padres estén tranquilos.

Supongo que las instalaciones, que incluyen piscina para los meses de verano, es algo que se valora mucho.

Nosotros damos mucha importancia al contacto con la naturaleza y hacemos mucho hincapié no solo en que los niños jueguen en contacto con la naturaleza sino en que aprendan con ella. Los niños hacen números con las ramitas, juegan a sumar y restar con las hojas… Pero además, el estar rodeados de un entorno privilegiado, de bosque, hace también que el sistema inmunológico de los niños esté más fortalecido. Nuestra propuesta educativa es integral y estamos muy vinculados con todo el desarrollo biológico del niño.

Os definís como una escuela altamente inteligente, y tenéis un proyecto propio de inteligencia emocional, ¿en qué consiste?

Fuimos pioneros en incorporar la inteligencia emocional en León, empezamos en el año 2001. Veíamos que era una parte indispensable en el desarrollo integral de cualquier peque. Para ello, empezamos por formarnos nosotros y, a partir de ahí, desarrollamos nuestro propio programa para toda la etapa de Infantil, con propuestas diferentes según la edad. El objetivo es que al terminar esta etapa, los niños tengan una autoestima y una confianza sólidas y fuertes, que son la base del éxito académico y del éxito en la vida.

Tenéis implantado el Método Glenn Doman, ¿de qué se trata?

Es un método de estimulación temprana que nace en la Escuela de Philadelphia en los años 60 y se va extendiendo posteriormente a Europa. Consiste en darle la oportunidad a los niños, a través de distintos estímulos, de crear nuevas redes sinápticas, neuronales. A través de unos estímulos muy organizados y estructurados, conseguimos que los niños empiecen a tener contacto con la lectura desde bebés. Ellos, a nivel consciente, no saben leer, pero sí que a nivel inconsciente y siempre con un enfoque lúdico, están disfrutando con el programa de lectura, de matemáticas, de bits de inteligencia o del programa musical.

Junto con otro centro en León, somos los únicos que tenemos este programa completo. En la parte de psicomotricidad, hacemos mucho énfasis en el arrastre, el gateo, el desarrollo del equilibrio y la escalera de braquiación. Con ello conseguimos que los dos hemisferios cerebrales estén activos de manera simultánea, así se producen mayores conexiones neuronales y preparamos estructuras cognitivas, a través de juegos, para que ellos luego lean y escriban bien.

¿Cómo es la metodología de aprendizaje en el centro?

Siempre partimos de estimular las 8 inteligencias múltiples y desde ahí todo nuestro proyecto educativo está enfocado al disfrute. Los niños tienen que disfrutar, sentir que están jugando y así los aprendizajes vienen rodados. El juego permite que el nivel de atención y la motivación sean muy altos. Es una pedagogía activa totalmente adaptada a la forma neurológica de cómo los niños van aprendiendo.

¿Qué define a las personas que trabajan aquí?

Somos unas 20 personas y todas tienen alta inteligencia emocional. Son grandes personas y hacen el trabajo con alegría. Trabajamos mucho la disciplina positiva y, por supuesto, todas tienen las titulaciones requeridas. Tenemos pediatra, psicólogo, servicio externo de logopedia, profesora nativa de inglés, socorrista en verano…

Tenéis cocina propia, comida casera y menús diseñados y revisados por un pediatra. ¿Cómo lográis que el momento de la comida sea positivo?

Todo es un proceso y empezamos desde que son chiquitines y comienzan a probar sabores diferentes. Lleva tiempo pero cuando el niño percibe de la persona que le está alimentando calma, seguridad y alegría, el niño va incorporando esas emociones a su ratito de comida y la actitud a los nuevos sabores va a ser positiva. Después damos importancia a los ritmos y al momento de compartir la comida con amigos. Nuestros niños comen de todo y a buen ritmo. A medida que son mayores introducimos también modales en la mesa y estrategias de comunicación en inglés cuando quieren repetir, les falta agua o desean ir al baño.

¿Qué actividades destacaríais de las que hacen aquí los niños?

Hay varios programas que distinguen a Carlos María de otros centros. Además del de estimulación temprana e inteligencia emocional, de los que ya hemos hablado, tenemos:

Un programa bilingüe desde bebés hasta los seis años, que se llama I have new friends porque al terminar el segundo ciclo, son capaces de comunicarse con una persona angloparlante y están muy bien preparados para una educación bilingüe en Primaria. Nuestra estimulación bilingüe es diaria y la metodología que llevamos es eminentemente comunicativa y oral, no usamos libro de texto. Las personas responsables de esta área tienen nivel C1 y hay también una profesora nativa.

El método de ábaco japonés, de UCMAS que lo tenemos implantado a nivel curricular desde los 4 años. Con el ábaco japonés como principal herramienta, pero no única, los niños desarrollan habilidades que les van a servir para toda la vida: la atención, la concentración, la creatividad, la visualización, la memoria visual, auditiva, kinestésica…

Trabajamos también la educación musical partiendo de la propuesta de Glenn Doman. Cada mes escuchan una pieza musical –de diversos estilos- y escuchan un cuento vinculado. De esta manera van afinando el oído y distinguiendo distintos estilos. A modo complementario, ofrecemos el método de educación musical El Mago Diapasón, que persigue desarrollar el oído absoluto.

Carlos María está ubicada en calle Jardines, 29, en San Andrés del Rabanedo. 

Visita su página web si deseas más información.

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